miércoles, 7 de diciembre de 2011

De lecturas varias sobre el “incidente” Libros-Peña Nieto

En el Artículo 82 de la Constitución mexicana no se mencionan como requisitos para ser presidente de la República ni saber leer ni escribir, mucho menos tener estudios de licenciatura, y no se diga ya un posgrado o contar con ciertas habilidades y conocimientos. En resumen, en siete puntos, se pide ser mayor de 35 años, residencia de un año en el país, anterior a la elección, y otros aspectos… ¿Debería ser reformado el artículo referido para solicitar cuestiones más puntuales, como los estudios de quien pretenda gobernar un país? Y surge otra pregunta: ¿Qué cualidades, enseñanzas, habilidades, destrezas, mañas (¿?) debe no sólo tener el presidente, sino su gabinete? Ojalá que los mexicanos, nos preguntemos esto, y más, y no quede en lo anecdótico; que reflexionemos a quién le daremos las riendas del país en 2012. A mí sí me puede lo que pasó con Enrique Peña Nieto en plena Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Se increpó que lo mínimo que pudo haber hecho era prepararse para responder una pregunta como la que lo dejó por los suelos y que tanto rollo-burla generó en Twitter (véase #LibreríaPeñaNieto y otros). No bueno, y qué tal el otro político (Ernesto Cordero, presidenciable por el PAN) que también erró por hacer leña del árbol caído.

Y gente –que gusta o no del PRI y/o de Peña Nieto- puede peguntar, y reclamar, por qué se hace tanto escándalo cuando un presidenciable no atina, e incluso yerra, en responder cuáles han sido los tres libros que han marcado su vida personal y política, lo que deja ver que la lectura no es un gusto-hábito-placer para él. Me permitiré retomar declaraciones, vertidas en la misma FIL de Guadalajara, de grandes de la literatura para argumentar la importancia o beneficios de los libros:


Herta Mûller, Premio Nobel de Literatura 2009.
“Leía para entender la vida (...) En la literatura se explica la vida a partir de otras cosas que parecen lejanas en un primer momento”.



“Los libros me enseñan que siempre existe el infortunio. La literatura me reconforta sin engañarme, no hace falta que me engañe, me consuela”.

Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010.
“La literatura es uno de los grandes instrumentos del progreso humano. (...) Es un arma maravillosa y es un instrumento para combatir la injusticia”.



“Gracias a la literatura conocemos la lengua, pensamos con más claridad, enriquecemos la sensibilidad, la imaginación, el espíritu crítico”.



"Esa literatura que está llena de mentiras es la manera que hemos encontrado los seres humanos para decir verdades que no se pueden decir de otra manera (...) La literatura es un arma que hemos encontrado desde el principio de los tiempos, desde un mundo que no cumple nuestros anhelos".

María Negroni, poeta argentina destacada.
“La poesía aparece como una especie de conciencia de que no hay equivalencia entre el mundo y las palabras, y la poesía se para en la duda, cuestiona los discursos autoritarios, y se convierte en un espacio de resistencia”.



Antonio Skármeta, autor de “Los días del arcoíris”, novela “acerca de la fuerza de la imaginación para conseguir -aún en un mundo globalizado y frío como éste- los cambios de los que hoy disfrutamos", en palabras del chileno.
“Los libros son invitaciones a la vida (...) Por seria que sea la literatura lo que sí te propone es la actitud lúdica: juguemos a ser otro”.

Jorge Volpi, escritor mexicano.
“No es metáfora: somos lo que leemos, lo que vemos en el teatro, el cine, los chismes que nos cuentan, los avatares que creamos en las redes sociales”.



"El primer prejuicio que tenemos es que leer nos hace mejores, pero obviamente eso depende de lo que leamos (...) porque también hay ficciones basura”.



"La ficción siempre nos puede conducir a entender mejor una realidad atroz (...) En México han hecho falta ficciones más estimulantes que permitan imaginar un futuro mejor (...) dejemos pues que se active, gracias al poder de la lectura, la idea de humanidad".



Imaginar la reflexión que puede traer leer a Rüdiger Safranski (filósofo alemán), autor de “El enigma del mal”:“Al reflexionar sobre el mal, tenemos que entender que en el ser humano mismo existe la posibilidad de la destrucción, de la crueldad, del deseo de lastimar. El racionalismo diría que uno quiere hacer el bien, pero es una visión ingenua. Solo basta con echar un vistazo a la historia de la humanidad, especialmente del siglo XX en el que estamos llenos de episodios crueles. Esto hay que saber verlo y es un desafío para el pensamiento”.


Por último, está Fernando Vallejo, escritor colombiano galardonado este 2011 con el Premio de Literatura en Lenguas Romances de la FIL de Guadalajara (Sí, reproduciré lo que los medios resaltaron, las críticas al PRI, por ejemplo)
“Cuando tomo dinero me tengo que lavar las manos […] Cada que cogíamos una moneda mi mamá nos decía: ‘Vaya lávese las manos, mijo, que tocó plata’ […] De unos niños educados así, ¿qué se podía esperar? Puros pobres. Me hubieran educado en la escuela del PRI, yo ya estaría millonario”.



Pero no nos quedemos en palabras y vayamos a las acciones. Disfrutemos pasar las páginas de un libro, vivir otras vidas a través de ellos, imaginar, soñar, involucrarnos con los personajes de una novela… y agreguemos así elementos a nuestra persona para ser mejores ciudadanos de México, y del mundo.