Se hizo de noche y nuestros rostros, uno. Miré tus ojos, cerré los
míos, llevé el ritmo en los besos. Lengua y labios te parecieron lentos. Subiste
la intensidad. Nos separamos. Reímos. No lográbamos amoldarnos. No importó. Los
besos fueron más. Recorrí con los labios la oreja derecha, el cuello... detuviste el cortejo.
Dijiste algo que no pude descifrar --o que no quiero revelar--. Luego vinieron
la luz de las 8 de la mañana, las cobijas por el suelo, el despertar de
despertares. Sueños...
sábado, 21 de diciembre de 2013
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