domingo, 23 de diciembre de 2012

Estampas tapatías I

Historias

Tozudo: dígase del comerciante que casi cada día vende su producto en el cruce de las calles Colón y Madero, en el Centro de Guadalajara. No importa qué, si hay operativo anti ambulantes del Ayuntamiento o no, ahí está él, la voz en grito: “¡Veinticuatro borrachitos (dulces) por cinco pesos!”.
¿Cuántas cajas vende al día? ¿Cuánto tiempo dedica a la venta? ¿Él prepara los borrachitos? ¿A quién mantiene económicamente?
Mientras él anuncia su producto con la misma tonada (¿No resonará la frase en su cabeza, desesperante, al final de la jornada? “¡Veinticuatro borrachitos por cinco pesos!”), decenas de pies se mueven a su alrededor. Unos como si les quemara el piso, con prontitud; otros como si su dueño estuviera desorientado, es decir, lento y sin tino: miran los productos de las tiendas a través de los escaparates.
No sabría decir con certeza si el charlatán es moreno y de estatura media, no he reparado en él. Soy de las de paso acelerado que solo escuchan su discurso de venta lo que tarde en atravesar una cuadra con gentío incluido; luego de ello, su voz se pierde entre el bullicio citadino.
A pocas cuadras de la intersección referida, en Juárez y 16 de Septiembre, otro personaje familiar en los recorridos aparece. Con la ropa ajada, no sé si siempre la misma (Como muchos, no sé si bajar la mirada ante la miseria o encararla, ¿sonreír?), suelo verlo en torno a la escalinata de 16 de Septiembre. Hago memoria y me parece observarlo rebuscando entre los botes de basura aledaños. Es de cabello y barba oscuros, descuidados. ¿Será de las personas que van de bote en bote recolectando latas de refresco, plástico, y otros materiales reciclables, para hacerse de algún dinero? (¿De ésas que se ven con frecuencia en la zona Centro?) ¿Cuánto puede ganar? ¿Para qué le ajusta? ¿Dónde duerme?  
Cúmulo de rostros. Cuerpos que se cruzan. El ir y venir de los peatones. Historias…  

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