viernes, 17 de agosto de 2018

Las moscas

Escucho su trote y salgo a encontrarme con ella. Su andar es el usual hasta que de pronto lanza una mordida al aire: está a la caza de la mosca que atravesó la cocina. Perdimos a Rondha... Los siguientes minutos no hará más que seguir al insecto volador con la mirada y brincar para atraparle entre sus dientes de husky siberiana. Yo la miraré divertida desde el cuarto de enfrente y pensaré que a veces soy igual de distraída que ella. La semi cachorra se dirigía a la puerta de la calle y se quedó a varios metros de ella, al acecho de su presa. Conmigo pasa, por ejemplo, que llega alguna notificación de celular y me quedo unos 10 minutos en el aparato, brincando de un chat a otro o de una aplicación a otra, y dejo lo que hacía. Así es esto...

Hace unas semanas, con el fin de reducir la dispersión, me puse horarios para ver el celular; una rutina que no duró más de dos semanas. ¿Alguna vez han hecho algo así? Revisaba el móvil al despertar, a la hora de la comida, a las 7pm y al acostarme. Creo que me hacía sentir mejor. Quizá lo retome. Porque admito que lo que me incomoda de estar tan al tanto del celular es su función de evasión. Me surge/surgía una pequeña tensión y, en vez quizá de respirar, tener paciencia y continuar o tomarme el tiempo para pensar en la manera de resolver y de reducir la angustia, me conectaba a Facebook, Instagram, Twitter... Y la verdad de las cosas es que muchas veces, en este México tan desigual, ensangrentado, injusto, y más... pescaba otras angustias al hilo, al pasar la vista por titulares noticiosos que comparten mis "amigos" y "seguidores" de las redes sociales. O incluso al notar que tal o cual evento tendrá lugar en la ciudad y, por lo regular, no acudiré --ya sea porque no se ajusta a mis horarios, no quiero gastar en ello, etcétera--.

Llego al tercer párrafo de esta entrada de blog para decir que el texto mismo es una mosca que me agarró desprevenida. No veía venir que después de ¿un año y cacho? pasara por aquí a escribir. Ya ven... Me dije que si no iba a terminar de escribir esas páginas del día, por lo menos hiciera algo diferente, y que me gustara y me distrajera de los temas que vengo barajando en la semana. Que me distrajera incluso del celular. Moscas, moscas, moscas por doquier.

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